Ingredientes [Para 4 personas]:
- Harina de fuerza* - 600 gramos
- Leche - 280 gramos
- Huevos - 2 unidades
- Mantequilla - 90 gramos
- Azúcar - 90 gramos
- Sal - 6 gramos
- Levadura de panadería seca activa** - 4 gramos
- Huevo - 1 unidad (para pincelar a masa)
- Azúcar - 40 gramos
- Agua - 1 cucharada pequeña
Si queréis conocer el criterio que se usa en cada país para catalogar las harinas, y aprender de este modo cuál es la harina de fuerza, podéis leer nuestro artículo sobre la clasificación de las harinas.
Si usais levadura fresca prensada, debéis multiplicar por 3 la cantidad de levadura seca que indica la receta. Además, debéis disolverla previamente en un poco de la leche de la receta, y añadirla junto con los ingredientes líquidos.
Elaboración de la Receta
- Ponemos la harina en un cuenco grande. Añadimos al cuenco el azúcar y mezclamos.
- Añadimos la sal y mezclamos de nuevo. Echamos la levadura y mezclamos una vez más. Es importante que la sal y la levadura se echen y mezclen por separado para que no entren en contacto, ya que la sal inhibe la acción de la levadura.
- Añadimos al cuenco la mantequilla. Con la ayuda de una espátula, o directamente con las manos, desmenuzamos la mantequilla mezclándola con la harina hasta obtener una especie de gachas. Este paso se puede llevar también a cabo en primer lugar, antes de incorporar el azúcar, la sal y la levadura.
- En un cuenco pequeño, batimos los dos huevos.
- Añadimos, al cuenco de la harina, la leche y los huevos batidos. Con la ayuda de una espátula, o una rasqueta de panadería, mezclamos hasta que la harina absorba todo el líquido. En ese momento, tapamos el cuenco con un plástico y dejamos reposar la masa durante 20 minutos.
- Tras el reposo, volcamos la masa sobre la superficie de trabajo ligeramente aceitada y amasamos durante unos segundos o hasta que la masa comience a querer pegarse a nuestras manos. En ese momento, formamos una bola con la masa y la metemos de nuevo en el cuenco, para taparla y someterla a otro reposo de 15 minutos.
- A partir de este punto, repetimos varios ciclos de amasados cortos y reposos hasta obtener una masa elástica de superficie brillante. Si queréis conocer los fundamentos de esta técnica, os invitamos a leer nuestro artículo; amasados cortos y reposos.
- Una vez que la masa tiene una buena elasticidad, la metemos en el cuenco y la dejamos reposar hasta que doble su volumen.
- Una vez que la masa ha doblado su volumen, la volcamos sobre la mesa de trabajo, previamente enharinada, y la dividimos en 9-10 porciones. Podemos hacerlo a ojo o usar una balanza de cocina.
- Boleamos cada porción (bolear significa formar una bola). Una vez boleadas, las dejamos reposar sobre la mesa de trabajo, tapadas con un trapo, durante 15 minutos.
- Tras el reposo, hacemos rodar las bolas de masa sobre la mesa para que cojan un poco más de tensión (ver vídeo) y las vamos colocando, separadas entre sí, sobre una bandeja de horno forrada con papel vegetal. Una vez que las tenemos en la bandeja, las tapamos y las dejamos reposar hasta que aumenten un poco de tamaño (unos 45 minutos).
- Cuando la fermentación ha terminado, batimos un huevo con una pizca de sal, y pincelamos los bollos.
- Precalentamos el horno a 180º C.
- Preparamos el acabado, mezclando un poco de agua con el azúcar. Apenas debemos humedecer el azúcar, quedándonos una textura terrosa.
- Tras pincelarlos, practicamos un corte en el centro de cada bollo, con la ayuda de unas tijeras y rellenamos el corte con el azúcar humedecido.
- Llevamos la bandeja al horno y horneamos durante 20 minutos a 180º C o hasta que la superficie de los bollos adquiera un dorado intenso.
- Retiramos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla.
Consejos
Si queréis obtener unos bollos con una mayor conservación y aroma, podéis sustituir una parte de la leche, y la harina de la receta, por masa madre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario